El renacer del mito: el “Caliri Special” vuelve a rugir en Chile

 

 

El equipo de Museo EFO haciendo recepción del rolling chassis y motor Rolls-Royce

El Museo EFO Racing emprendió una misión única: reconstruir el automóvil más legendario del automovilismo nacional, el “Caliri Special”. Su historia se remonta a casi un siglo atrás, cuando un piloto italiano, Antonio Caliri, revolucionó las pistas chilenas con una creación tan audaz como irrepetible.

 

El puerto de San Antonio recibió recientemente una carga muy especial: un motor aeronáutico Rolls-Royce Merlin de 12 cilindros de 27.000 cm3 y un chasis también Rolls-Royce procedente de Inglaterra. Ambos forman parte del ambicioso proyecto del Museo EFO Racing para revivir el “Caliri Special”, el automóvil de carreras fabricado en Chile que fue el más veloz de América Latina en la primera parte de la década del 1930.

El maestro que vino de Italia

 

El protagonista de esta historia fue Antonio Caliri, piloto automovilístico italiano de gran renombre en Europa durante los años veinte. Había competido con Bugatti y ganado la Copa Messina de 1927, válida por el campeonato mundial de Grand Prix, disputada pocos días después de la célebre Targa Florio en Sicilia. En mayo de 1929, Caliri llegó a radicarse a Santiago, donde su experiencia revolucionó el incipiente automovilismo chileno. Maestro y referente para pilotos locales como Óscar Andrade, se transformó rápidamente en figura admirada por su talento al volante y su dominio técnico. Tras varios triunfos y algunos accidentes que limitaron su carrera como corredor, Caliri volcó su genio hacia la mecánica, estableciendo su taller en Los Cerrillos. Allí se convirtió en pionero al fabricar carrocerías metálicas para los antiguos “micros”, y también en el creador del automóvil más audaz jamás construido en Chile.

 

 

 

 

Un auto nacido de un avión

 

En su taller, Caliri concibió un coche sin precedentes: a partir del chasis de un automóvil recién comprado instaló el motor de un avión de combate Curtiss Falcon, adquirido a la Fuerza Aérea Nacional. El resultado fue el “Caliri Special”, un bólido blanco de aspecto imponente, con doce escapes laterales, un gran radiador y una carrocería tipo “baquet” diseñada por el propio Caliri. El piloto se ubicaba adelante, con el mecánico justo detrás, emulando la disposición de los asientos del avión original. En 1935, su discípulo Óscar Andrade fue el encargado de pilotar la máquina en una competencia del “Kilómetro Lanzado” en la recta del camino Santiago – San Bernardo. En su mejor pasada, el  elocímetro marcó 219 km/h, batiendo todos los récords sudamericanos de la época y convirtiendo al “Caliri Special” en el primer automóvil Latinoamericano en superar los 200 km/h. 2El logro fue destacado por la prensa nacional, y la revista Zig-Zag tituló: “Un Récord Sudamericano se Batió el Domingo en el Kilómetro Lanzado”. El coche pasó a la

historia como símbolo del ingenio y la audacia de los pioneros del automovilismo chileno.

 

 

Un mito perdido

 

Con el paso de los años, el rastro del “Caliri Special” se perdió. No se conserva ninguna parte conocida del vehículo, que probablemente terminó desmantelado o destruido. Solo algunas fotografías y artículos de prensa mantienen viva su

memoria. Sin embargo, su leyenda sigue inspirando. En junio pasado, el Museo EFO Racing decidió emprender un proyecto para recrear fielmente el “Caliri Special”, rescatando no solo un ícono técnico, sino también una parte esencial de la historia del automovilismo chileno.

 

El regreso a casa

 

La búsqueda de materiales llevó a los gestores del museo hasta Inglaterra, donde hallaron un rolling chassis con motor Rolls-Royce Merlin/Meteor de 12 cilindros, descendiente directo de los motores aeronáuticos que equipaban aviones de

combate de la Segunda Guerra Mundial. El propietario británico, Andrew Tilley, accedió a venderlo tras conocer la historia del proyecto. La compra se cerró a mediados de julio y el 15 de agosto, el conjunto fue embarcado en el buque Callao Express desde el puerto de Sheerness, cerca de Londres.

 

El 23 de septiembre, tras cruzar el Atlántico, el contenedor llegó al puerto de San Antonio, marcando el inicio de la fase más emocionante del proyecto: su reconstrucción en Chile.

 

Un homenaje a la audacia y al ingenio

 

Para el equipo del Museo EFO Racing, la reconstrucción del “Caliri Special” representa mucho más que un desafío técnico. Es un homenaje a Antonio Caliri, a Óscar Andrade y a los pioneros que cimentaron el automovilismo nacional con creatividad, riesgo y pasión. Pronto, cuando el rugido de su motor vuelva a escucharse, el país podrá contemplar nuevamente aquel espíritu de innovación que hizo posible, en 1935, que un auto chileno nacido de un avión rompiera los límites de la velocidad.

Rolling chassis y motor Rolls-Royce